A lo largo del día solemos intercambiar miradas, millones supongo. Reciprocidad, desagrado, envidia, deseo, curiosidad, desafío... no deja de ser un ejercicio superficial, un mirar para no ver más allá, para qué?
Y luego están las miradas pendientes. Pendientes y recíprocas.
Aquellos ojos por una vez no miraron con indiferencia. Ví como, paralelos a los míos, procesaron lo que yo ya sabía.
Bienestar.
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